Pero aún así le agradezco a los Dioses del Olimpo, de mi cabecera por no abandonarme. Le doy gracias a mis sueños por obligarme a estar en este mundo para cumplirlos. Le doy gracias a mis amigos por estar siempre ahí. Me despido de los que ya se fueron. E imagino como serán las fiestas que me esperan y el mundo que me hace ojitos para que lo conozca.
Muchas gracias a ustedes, queridos lectores, y muchas gracias a tí, maldito, dónde quiera que te encuentres. Bien sabes por qué.
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