Ya me urge que sea la Natividad para irme con mi abuela. Medio desconectar mis neuronas y comer pavo hasta reventar. Pero la verdad de todo es que sigo extrañando a mi abuela bien cabrón, y a mi gorda peluda también. Quiero estar unos días con ellas, como antes.
Se me sigue rompiendo el corazón cada semana cuando me tengo que despedir de mi sacrosanta abuela, que aunque no pierde oportunidad para alburearme es adorable.
Pero de corazón juro que seguire siendo…
Por primera vez siento que al menos parte de mi familia, es importante en mi vida.
Deja un comentario