Minerva Ocampo

Últimamente me he sentido de lo más vulnerable, de esos lapsus en los que todo me afecta, desde que algo pasó y ni siquiera a mí, muchas de las pocas cosas en las que creía se fueron al demonio. Tengo un nudo en la garganta y lágrimas atrapadas, que ni en sueños me dejan descansar, ni el cigarro, ni el café, ni mis amigas llenan ese espacio, tampoco mi novio. Es uno de esos momentos en los que no sé que quiero de mi vida.

Hay puertos a los que amenazó con llegar, con todo y el huracán en el que estoy envuelta. Pero ya es tanta la lluvia que mi alma esta cansada. He vivido mucho tiempo de recuerdos, y de cosas pequeñas que suelo hacer enormes.

Ya estoy cansada, de todo y especialmente de nada. Estar todo el tiempo esperando algo, que si haber trabajo, que si me puedo ir temprano, que mis amigas van a llegar tarde, que no puedo continuar leyendo porque el tiempo se acabó, esperar a que me de sueño… todo esto se esta volviendo una especie de rutina, y eso, eso es siempre lo que me da en la madre.

Aunado a ello están mis conflictos existenciales, que ya no me da tiempo de atender, y solo me resta esperar a que el sueño me venza cuando menos. O esperar a que alguien venga, o que regrese.

Mis sueños no tienen cabida entre la gente que me conoce, mucho menos en los que no me conocen. Voltear al cielo, y ver pequeños puntos encendidos a veces me consuela.

Hay historias paralelas, que de alguna manera a veces se juntan. Palabras que se han ido y que en suspiro regresan. Y ese miserable suspiro de apenas un segundo, cambia el curso de todo. Una orden del Destino, que nadie se atreve a desobedecer.

Y esperando… que me contesten una llamada, esperando que la canción terminé, esperando que el tiempo pase, esperando en silencio, las presencias acaban por atravesarse en el alma, el mente, en el cuerpo, y los pensamientos.

Tal vez todo esto que estan leyendo amables lectores sean ideas inconexas, mensajes indecifrables, pero así es exactamente como me siento. Sin conexión con lo que quiero o lo que no quiero, en una especie de limbo en el que, a pesar de mis intentos, todo me lástima.

Tal vez esto que leen, es un debraye digno de la media noche.

Como siempre, según yo, la música explica mejor la idea que yo misma.